Lo que das, recibes

El concepto de “lo que das, recibes” o karma es una creencia común en muchas culturas y religiones. La idea básica es que las acciones positivas que realizas eventualmente te recompensarán de alguna manera, mientras que las acciones negativas tendrán consecuencias.

Sin embargo, la realidad es más compleja. No siempre recibes exactamente lo que das. El universo no funciona de manera tan literal. Pero sí es cierto que tus acciones y actitudes moldean tu realidad y atraes energías similares hacia ti.

Primero, darte a ti mismo

Antes de pensar en dar a los demás, es importante que primero te des amor a ti mismo. Esto significa aceptarte, perdonarte, cuidarte y valorarte profundamente. Cuando estás lleno de amor propio y autoestima, es más fácil dar desde un lugar genuino.

El amor propio es la base de tu bienestar. Si constantemente te críticas, juzgas y tratas mal, estarás lleno de energía negativa. En cambio, si te llenas de compasión y aceptación hacia ti mismo, irradiarás positividad. Lo que das a los demás comienza contigo.

Tu cerebro segrega oxitocina al dar

Cuando realizas actos positivos desinteresados, tu cerebro segrega oxitocina, también conocida como la “hormona del amor”. Esta sustancia genera sensaciones placenteras y está relacionada con la bondad, la confianza y el apego.

Al donar tu tiempo, dinero o energía para ayudar a alguien, tu cuerpo libera oxitocina, lo que te hace sentir feliz, amado y en paz. Este efecto se ha comprobado incluso cuando no recibes nada a cambio de tu generosidad.

Dar activa el sistema de recompensa de tu cerebro, lo que te llena de satisfacción y propósito. Por lo tanto, el beneficio no es sólo para la otra persona, sino también para ti. Dar desde el corazón te hace bien.

Dar abrazos fortalece el sistema inmunológico

Los abrazos son una de las formas más simples y poderosas de dar. Cuando abrazas a alguien, no sólo le brindas afecto, alzo fortaleces tu propio sistema inmunológico.

El contacto físico amoroso libera oxitocina, reduce el cortisol y la tensión, y eleva tus defensas. Abrazar por 20 segundos tiene múltiples beneficios para la salud que se manifiestan horas después del abrazo.

Incluso abrazarse a uno mismo, acariciando los brazos y hablándose con cariño, libera oxitocina y activa el sistema parasimpático relacionado con la calma. Dar abrazos también es una forma de darte amor a ti mismo.

Sin lamentos por tus acciones pasadas, si ofreces respeto a cualquier ser vivo, cosechas relaciones basas en lo extraordinario.

El universo responde a tu energía

Más que esperar recibir exactamente lo que das, considera que el universo responde a tu energía. Si das amor, recibirás amor de alguna forma, proveniente del lugar que menos esperas. Pero no necesariamente de la misma persona ni en el mismo instante.

La vida es un eco lo que envías regresa, el universo responde a tus acciones, la coherencia entre tus pensamientos y tus emociones consiguieras logros duraderos. Recuerda que cada acto de tu vida es una lección de lo que cosechas, no te desanimes, recuerda que todo requiere tiempo y perseverancia, recuerda que tu actitud positiva es la clave.

Si agregas bondad al mundo, esa bondad se multiplicará. Si aportas tu talento para servir, de algún modo esa energía constructiva volverá a ti, aunque no sea en la forma que imaginas. Dar es sembrar semillas, algunas florecerán rápido y otras tomarán tiempo.

En resumen, aunque DAR no garantiza recibir lo mismo a cambio, enfocarnos en la generosidad y el cuidado mutuo trae recompensas personales y sociales. Dar sin esperar recompensa cultiva la compasión, la autoestima y relaciones significativas. Cuando damos desde un lugar de plenitud, reconocemos nuestro valor inherente y sembramos semillas de humanidad compartida.

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